lunes, 28 de febrero de 2011

MIGUEL HERNÁNDEZ. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta.

Prisión Provincial de Torrijos. 4ª y 3ª galería.
Miguel es encerrado en la cuarta galería, primera sala,  de la cárcel madrileña. Allí se va a encontrar, entre otros, con el poeta Germán Bleiberg;  pero el grupo al que se vio más unido durante aquellos meses de estancia en lo que había sido Cuartel de Tropas Transeúntes fue el formado por Fernando Fernández Revuelta, capitán del ejército republicano y corresponsal durante la contienda del periódico El Socialista, Gerardo Gónzalez, José Luis Villa, el abogado y político Fidel Manzanares Muñoz y Luis Rodriguez Isern, miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas y de la FUE. Este último habría de convertirse , tras su pronta salida de prisión, en el más fiel mensajero del poeta y en su contacto continuo con el exterior. “ Yo iba todas las semanas a verle y a llevarle la ropa limpia y comida, al mismo tiempo, recogía la ropa sucia y cacharros de la semana anterior… Yo iba los lunes a ver a Miguel, así que tenía que ir a ver a Vicente Aleixandre durante la semana, porque sí no, no tendría que contarle. Como Vicente Aleixandre estaba enfermo siempre, me tenía que interesar por su salud y contárselo a Miguel… El hombre siempre me recibía inmediatamente y no me hacía esperar… Yo le decía, don Vicente, a ver cuándo va usted a verle”.
 Desde su llegada a la cárcel de Torrijos, Hernández concentra todos los esfuerzos en contactar con aquellos amigos que puedan interceder por su libertad. En espera de los avales escribe con toda urgencia a Cossío para que haga por él cuanto esté en su mano: “ Es preciso que hagas por verme en Torrijos, donde me retienen desde hace varios días. Nuestra familia de Orihuela no sabe dónde me encuentro aún y te pido veas a Morla, a tu hermano, a quien sea, para verme junto a Jesefina, que me necesita más cada día, pronto. Fuerza un poco tu tranquilidad por mí, o es seguro que no saldré de aquí hasta que no se aclare mi actitud honrada, y esto puede ser cuestión de mucho tiempo. Tú puedes ayudarme a salir rápidamente y no debes dejar de hacerlo… José María, por nuestra amistad, nuestra familia y  nuestra poesía , insisto en pedirte esta gran favor”.
José Luis Ferris.

jueves, 24 de febrero de 2011

Te quiero porque te quiero

Te quiero porque te quiero
porque quiero quererte
y más te quiero si tú,
me dices que me quieres.
Te quiero porque te quiero
desde los pies a la frente,
a tus costados yo quiero
a tus ojos, a tus sienes.
Te quiero sin disculpas
a ratitos y siempre
por la mañana te quiero
y cuando todos duermen,
te quiero porque te quiero
y porque quiero quererte
y no hay más verdad
en mi vida 
que la vida que te quiere 
y esa suerte dichosa
que es la suerte de tenerte.
Á.S

miércoles, 16 de febrero de 2011

Este sueño que no duermo.II

Se me han caído los ojos
al fondo de tus besos
se han copiado tus dientes
en la piel de mi cuello
han vuelto a latir mis labios
que te rozan a oscuras
juntos, apretados.

Se me ha gastado la proclama
la revolución por hacer
la justicia que tocaba
se me han agotado los recursos
que me distraen del todo
que se ha convertido en nada.

Tú, eres la calma.
Lo que viene de ti, lo escondo yo
entre el pecho y el alma
lo protejo con mis costillas
lo defiendo sin armas
con mis dientes y mis puños
a mordiscos o patadas.

He recogido nervios, rayos
una tormenta de ruidos
que he bajado al estómago
que he disimulado
he memorizado tu gesto
cuidado tu sueño
dormido a tu lado
tú, te mantienes precavida
por si acaso.

Yo, sólo tengo sed, entonces te bebo.
Buscame en este sueño que no duermo
te espero.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Este sueño que no duermo.I

Se me han caído los ojos al fondo de tus besos. Se han copiado tus dientes en la piel de mi cuello, han vuelto a latir mis labios, que te rozan a oscuras, juntos y apretados.
He recogido nervios, rayos, una tormenta de ruidos, que he bajado al estómago , que he disimulado. He memorizado tu gesto, cuidado tu sueño, dormido a tu lado. Tú te mantienes precavida, por si acaso. Yo, sólo tengo sed, entonces te bebo.
Buscame en el sueño que no duermo, espero.
ÁS

sábado, 5 de febrero de 2011

La Nueve. Los españoles que liberaron París.

La mayoría de los hombres que componían La Nueve tenían  menos de veinte años cuando cogieron las armas por primera vez en 1936, para defender la República española. Ninguno sabía entonces que los supervivientes ya no las abandonarían hasta ocho años después. Casi todos aquellos soldados llegaron de África desde campos de concentració franceses, donde habían sido internados al final de la Guerra Civil. En esos campos les habían propuesto enrolarse en la Legión Extranjera o la vuelta a la España franquista. Ninguno lo dudó. Diseminados por África en las tropas regulares de Pétain, muchos desertaron para irse con Leclerc en cuanto éste organizó el ejercito de la Francia Libre. Con él lucharon y vencieron en todas las batallas, incluida la derrota de los invencibles del África Korps y los tanques del Mariscal Rommel.  Cuando el general Leclerc formó la famosa Segunda División Acorazada, los españoles componían ya una fuerza importante es su ejército. Casi todos fueron reagrupados en un batallón compuesto por cuatro compañías, cada una con más de un tercio de españoles, salvo La Nueve, española por excelencia y en la que incluso la lengua oficial y el mando eran españoles. Con la tropas del general Leclerc, La Nueve se preparó en África e Inglaterra, desembarcó en Normandía, liberó París, sufrió los más duros combates para liberar Alsacia y su capital Estrasburgo y consiguió llegar hasta el mismisimo búnker de Hitler, en Berschtesgaden. Durante toda la contienda, en cada tumba de los compañeros desaparecidos, los españoles colocaron siempre una pequeña bandera republicana.
EVELYN MESQUIDA

jueves, 3 de febrero de 2011

La espera.

Me apresuro en arrancar las hojas del calendario, rasgo los números, cada pedazo, en un ritual diario me acerca a ti, la espera se hace insoportable, llega la noche, luego otra, otra …
A escondidas leo palabras de ti, con eso, la espera se hace más llevadera, menos espera. Pronuncio tus palabras despacio, en voz alta, con un ligero deje tembloroso. Ayer domingo descansé, hoy lunes me llevan los demonios. ¿ Qué acontecerá en tu proximidad?.