viernes, 7 de enero de 2011

La bolsa

A través del plástico, se ven sus ojos abiertos llenos de lágrimas y pánico, un pánico que marca el rostro con muecas ridículas, el sudor empapa su cuerpo, la respiración no es tal, más bien, crujir de aire que se  atraganta en los pulmones, una convulsión. Comienza a toser con una tos ronca,  secos golpes primero y después, como si el pecho le fuese a reventar, los brazos hacia atrás descoyuntados, las manos amoratadas, las venas hinchadas oscurecen ligeramente, él, sigue sin hablar solo gime... El jadeo se vuelve  agónico en un ritmo descontrolado, que te pone los pelos de punta, un náusea interminable precede al silencio. De repente algo en la habitación se mueve, encienden una luz, el reloj de la pared marca las 14:30.

-- Bueno este ya está, el cabrón no dio para más.

De un Tirón le arrancan la bolsa de la cabeza, que cae hacia delante como un trapo.
--Vamos a comer, se hace tarde.
Á.S.

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