sábado, 1 de enero de 2011

Y entonces viniste tú.

Y entonces viniste tú de los oscuro, iluminada de joven paciencia honda, ligera, sin que pesara sobre tu cintura fina, sobre tus hombros desnudos, el pasado que traías, tú , tan joven , para mí. Cuando te miré a los besos que tú me diste, los tiempos y las espumas, las nubes y los amores que perdí estaban salvados. Lo que yo llamaba olvido , eras tú.
PEDRO SALINAS. La voz a ti debida.

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